miércoles, 23 de febrero de 2011

RoboTombo y la Consciencia del Caraxo


Las historietas (como una humilde sugerencia), deberían apostar más por involucrar vivencias que inspiraciones mismas. Las inspiraciones terminan por ser patrones para la sociedad, en cambio las vivencias llevan a la acción y la reflexión. El vivir de las historietas debe buscar cada vez más la cercanía, como si un amigo (caso del autor) te hiciera recordar algo que haya pasado antes.

Todos nos familiarizamos con el héroe Alex y su paso a la inmortalidad con Robocop (Paul Verhoeven - 1987). Pero que de pronto en nuestra querida Lima, un grupo de amigos deseosos de celebrar el día del pisco con un par de botellas de ron y que de pronto vengan los “pirañas”; ahí si que es preciso la ayuda de Robotombo. Este es un ejemplo del aspecto de idea matriz. Ahora pasemos a respaldar la función de motivar la cercanía con las vivencias.

El mismo grupo de amigos, ahora escasos de cigarrillos, solicitan el apoyo de Robotombo para comprar paquete de cigarrillos; que de pronto este pregunte si desean del tipo Cáncer de Cerebro (refiriéndose al de paquete verde) o bien los de “Cancer de Boca” (Azules). Apreciamos aquí dos temas: El reconocimiento de la situación cotidiana y de amigos y por otro lado la reflexión, acaparada por la actitud del personaje de historieta que como robot exhibe sus razones a fin de congraciar o servir mejor a sus “ciudadanos”.

En la sociedad abundan muchos personajes, un sinnúmero de ideas y referentes. Caraxo Man y su clásica actitud de seguro crearían la consciencia del que eso pasa. Pero con apuestas como RoboTombo, la vida de sus lectores se cargará de reflexiones como “Esto me pasó y pucha bien me pudo pasar otras cosas”. Como el hecho de cruzar Puente Nuevo a las tres de la mañana.

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