Revivir las fantasías más que recordar se ha convertido en una nueva y fascinante aventura. Que mejor que hacer una breve referencia del paso de la animación como puesta artística en el escenario nacional.
Con la autoridad de las escuelas o institutos de diseño y animación, esta corriente no se ha visto más que influenciada en nuestro país por una vorágine de grandes trabajos en el viejo continente y en Norteamérica. En este último, se aprecia un gran auge comercial.
En Piratas del Callao pudimos apreciar una mirada inocente hacia nuestra historia, el denuedo épico de un joven personaje, que fue trabajado artísticamente es cierto; con buen manejo de las formas y una impecable caracterización según su rol en el filme. La adhesión al paisaje fue también rescatable, teniendo en cuenta que gran parte de las escenas tenían que referirse a paisajes portuarios o marinos.
Creemos que en las próximas producciones se aprecie más trabajo en los personajes, un poco recordando el buen trabajo de Dragones Destino de Fuego, imaginando también que las producciones se desenvuelvan mejor e involucren eximios talentos artísticos y prometedores argumentos para las sagas venideras y decir con ustedes algo de nosotros.
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