El viejo dicho de que quien entiende a las mujeres, cada vez va desapareciendo. Ahora los hombres también se suman a la realización de actividades tan insospechadas como el baile y el fitness. Lejos de asustarnos hay algo que nos preocupa: la lenta desaparición de la actitud artística por quienes deben sentirse atraídos por esta expresión.
El baile favorece a la quema de grasas corporales. Desde el flamenco hasta la capoeira, los aportes a la salud y bienestar son inestimados (considerando los aportes psicológicos). Pero sus principales seguidores olvidan que ese mundo impregnado de magia, debe ser el combustible para explorar nuevas cosas o mejor dicho, que promueva la actitud artística.
Las personas en la monotonía de sus vidas, sólo estiman al baile por si sus practicantes son bien agraciados o por si sus coreografías acompañan a las músicas del momento. Los medios también han contribuido en esto; a nuestros días esto se ha tornado preocupante.
Los seres humanos en su largo camino de la vida, sólo aprenden dos cosas a defenderse y a subsistir. Es el arte el que en el plano intermedio, ayuda a darle una característica mágica a la vida. El baile, inmortal y bello como es, no ha de ser la bella princesa que llegada la noche se convierte en bruja; sino que debería ser la eterna hada que nos anime a seguir.
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