Los niños pueden mucho más que los adultos. Su capacidad, su energía, su motivación y sus sueños son increíblemente superiores. Hay una expresión que puede recoger muy bien estas aptitudes y es la artesanía. Hay dos razones: Los niños gozan creando y buscan nuevas cosas.
Los niños aman crear. Sus voces y sus fantasías son muchas veces llevadas a planos concretos. Por ejemplo: muchos de ellos en la playa optan por crear castillos de arena ¿Y por qué castillos? Porque ese motivo de artesanía los remonta a sus héroes a sus princesas y a la fuerza imponente de tener una casa grande.
Los niños siempre andan en busca de nuevas cosas. Ellos no se cansan. Por eso el hecho de manipular las mezclas y luego darles forma con sus manos y pintarlas, representa para ellos todo el protagonismo que han demandado de parte de sus familias. Su tiempo abocado a esas coloridas creaciones, no tendría que envidiar a la de los grandes científicos.
La artesanía al igual que sus demás hermanas del arte, tiene millones de opciones creativas. Pero conviene que esta sea la forjadora de la consciencia artística, en un primer momento de los niños. No habrá mejor motivación y mejor resultado que castillos de arena en casa en miniaturas y de colores.
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