miércoles, 24 de noviembre de 2010

Software

Estamos ante un sujeto invisible que de por sí actúa de una forma beneficiosa (nos soluciona algo, nos ahorra tiempo o nos entretiene) Crear un software puede evocar los mismos sentimientos de cuando un padre trae un hijo al mundo, o puede revelarnos que el ingenio combina muy bien con la pasión y toda pasión es motor y esencia del arte.

Los sentimientos dependen del creador, de ese artista que está consciente de que cuando el producto final está listo, es una persona feliz, el artista que al sentir que ese producto final está siendo utilizado, es la persona más feliz del mundo.

La pasión es un ingrediente del arte. El creador de software disfruta su trabajo. Intenta, prueba, piensa y modifica. El ingenio es una actividad que al combinarse con la pasión rompen la monotonía el aburrimiento y le dan un sabor a futuro a los proyectos personales.

Por ello crear software no debe ser catalogado como algo aburrido (porque trabajar por el futuro es apasionante) ni monótono (porque las soluciones pueden ser diversas, así como la forma de llegar a ella). Finalmente, tenemos el trabajo de un artista, y más que un artista un amigo que conoce muy bien a su útil y/o divertido hijo.

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