miércoles, 24 de noviembre de 2010

Folklore

No encuentro definición apropiada al término folklore. Tampoco es justo designarlo a una procedencia específica; por cuanto la globalización ha podido expandirla a distintos ámbitos. En esta expropiación artística, el folklore sienta sus bases en dos aspectos humanos: Su finalidad y su influencia.

Sobre la finalidad, podemos afirmar que muchas tradiciones y expresiones han perseverado por tener un objetivo dentro de su sociedad cuna. En el caso de la marinera trujillana esta refleja una escena cotidiana perdida en la noche de los tiempos, donde la galantería del hombre hacendado o trabajador se hace acreedora de un brío seductor y artístico aún contra el cansancio que produce en el hombre las jornadas calurosas de trabajo.

Si quisiéramos hablar de influencia bajo este mismo ejemplo, podremos revelar que la marinera se ha llegado a extender a todo el Perú, siendo incluso sujeta a concursos y certámenes a nivel nacional. Esto demuestra o bien una admiración o una preocupación por su conservación.

Y es que si de finalidad tratamos en el folklore es preciso conocer sus raíces. Por otro lado si el aspecto de la influencia es resaltante, debemos saber transmitirlo y preservarlo. Habría entonces que pensar en las diversas manifestaciones artísticas en nuestro país y como se han ido extendiendo. Aunque en la realidad pareciera que muchos quisieran ser el guardián de las siete llaves.

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