sábado, 3 de abril de 2010

Pandora y la visión de un nuevo mundo.



Nuevamente el mundo ha presenciado una de los más grandes proyectos en la historia del cine. La proyección de Avatar (James Cameron ) ha significado no sólo un éxito comercial para la producción cinematográfica (En este caso específico, de 10 años) sino que es una clara tentativa por exponer una forma de pensar o sensibilizar a los habitantes del planeta, bajo un fuerte soporte visual.

La obra de Avatar se desarrolla en el planeta de Pandora, en un futuro donde la especie humana es vinculada a proyectos de exploración y explotación de suelos con diamante. Un proyecto científico de simulación mental de cuerpos de nativo, lleva a un joven militar paralítico a una aventura en donde terminará a favor de la defensa de la vida del planeta.

El filme integra una riquísima exposición de efectos visuales y escenarios naturales. Un sonido que claramente es perceptible a la aventura y a la naturaleza. Sin embargo, el drama propio del filme adolece de emotividad en ciertos momentos cruciales, lo cual puede dar a entender de que se trata de un collage de géneros en pos de una aventura espacial con guerras de por medio.

Si bien el tema de fondo de esta producción es la responsabilidad social, hay una gran sobrevaloración de las culturas ancestrales, del respeto por la vida y la unión con la naturaleza. Componentes fuertemente ligados a la actitud de vida de su creador. Esto trae consigo un filme más humano y sobrecogedor. Estos aspectos han permitido que Avatar cale fuertemente en los espectadores y cual efecto multiplicador se haya extendido en los demás. Esperemos que su mensaje, también perdure.

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