viernes, 12 de febrero de 2010

Teatro




Sobre el teatro podemos afirmar que es la más modesta de las expresiones artísticas. De un origen que se pierde en la noche de los tiempos, el teatro ha sabido revalorarse constantemente, siglo tras siglo y escuela tras escuela.

Quienes presenciamos de sus obras, hemos asimilado el despliegue de actores, vestuarios y demás elementos; como una realidad muy próxima a nosotros. Como si fuera una prolongación de nuestras vidas. Pensamos que el mundo sería tan gratificante con desenlaces como el que vimos o simplemente tan cruel que esperamos nuestras vidas no pasen por ello.

Quienes hemos aprendido de sus nociones básicas, nos volvemos más sensibles corporalmente, nos inquietamos por el hecho de preservar una buena postura y somos más conscientes de nuestras expresiones y el impacto positivo o negativo que pueden inspirar.

En su modestia, el teatro ha llevado a sus autores y obras, a ser del mundo. A los artistas; a ser para ellos mismos bajo distintas ideas y escenarios de vida. Internacionalmente el teatro se reinventa y se venera como un baluarte por todas las clases sociales. En nuestro país el teatro se forja como un aprendizaje y una asimilación de las obras del viejo mundo e incluso de sus películas. Empero cohabita con géneros nuevos y creativos donde la expresión corporal y el uso de elementos llegan a extremos que superan la imaginación, hasta que el telón se cierra y da paso a una soberbia realidad.

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