viernes, 12 de febrero de 2010

Pintura



El museo Louvre dejó de ser la referencia de nuestros libros de ciencias sociales o de artes plásticas. Es tanto una realidad como un lugar al que se puede consultar con ayuda de los medios electrónicos. Pero en esencia sigue albergando las más grandes obras maestras de la pintura. Empero, la pintura en nuestros días es más una compañera que un objeto con valor.

Hemos pasado de la firma a la presencia del artista, de la explicación del especialista, a las palabras acogedoras del artista. Esta es la expresión que nos lleva siempre a la persona y al que de seguro, todos queremos cultivar ya sea con dibujos de paisajes, animales o personas; cuando niños.

La pintura puede expresar un tema en una sola obra o en decenas de la misma manera que su histórico relevo de la fotografía, pero ha venido agregando mucho más. Esto ha sido la exploración compleja del color, la perfección de la muestra a través de materiales que agregan realismo, la sensibilidad de la imaginación y obviamente el soporte antes, durante y después.

La pintura en el mundo es su paisaje natural. Los museos, las exposiciones están a la orden del visitante y de las noches. En nuestro país, la pintura viene reportando un avance lento en cuanto a difusión y producción se refiere. Hay un fuerte apego a las raíces ancestrales, por parte de los artistas y por otro lado se percibe el ambiente de nostalgia y soledad que por las tribulaciones de la vida aqueja a nuestros hermanos artistas. Mientras el camino sea vasto y mientras la esencia humana y de la naturaleza convivan; habrá pinceles y lienzos cada vez más cerca a nosotros.

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