Nos topamos
entonces con un tipo de comunidad, donde el teatro no se rige a libretos ni
direcciones específicas. Nos topamos con una expresión pura, sin borrones ni
interrupciones. Hablamos de la improvisación teatral, más conocida como impro,
y que como mencionamos anteriormente es la análoga al jamming; pero con algunas
consideraciones.
La primera de
estas consideraciones, es que la impro aspira a fines didácticos. El recinto en
donde se ensaya, busca crecer en integrantes y por ende el fin de la enseñanza
preliminar está de por medio. Cabe mencionar que esta enseñanza es en
principio, una adecuación corporal un aclimatar básico que apunta a que el
integrante pierda el medio.
Y un último
aspecto, la conformación de una agrupación, de ser un todo. Por cuanto cada
quien busca una sola unidad, una pertenencia la cual se reflejará en la
propuesta escénica del grupo o círculo de improvisación, en el evento en donde
le toque estar. A la fecha se percibe muy buena aceptación.
Finalmente,
estas iniciativas no surgieron sin una formación básica como la técnica
teatral. Algunos la consideran como una mejora catártica del teatro u otros
como una evolución; sin embargo podría ilustrarse cual un círculo. Es en este
círculo donde grupos como los surgidos en la Universidad Católica, que vienen
adquiriendo fuerza y respaldo por los escenarios limeños, tanto como deseo de
integrarlos como el de apreciarlos.
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