miércoles, 29 de febrero de 2012

La Paradoja de la Conservación: Apuntes Sobre Monumentos Arquitectónicos

Destruir, renovar o conservar he ahí un dilema de muchos responsables ediles de urbanismo, en estos tiempos. Tiempos donde aún el turismo se concentra en la visita de centros históricos y museos. Si la razón de ser del arte es perdurar, es bajo este argumento que la conservación debería propiciarse.

Hace pocas semanas uno de los edificios que forma parte del Centro Histórico de Río de Janeiro, se desplomó causando sentidas pérdidas humanas, sin embargo la pregunta sería ¿habrá causado también cuantiosas pérdidas materiales? La respuesta es negativa dado que esto no fue un atentado.

Conservar el arte significa cuidar e invertir tiempos y esfuerzos por dar el lugar merecido a la obra. Se entiende así del por qué algunos coleccionistas, casi al término de sus días optan por donar parte de sus obras a los museos; porque entiende que sus próximas generaciones no le darán el debido cuidado que se merece.

No se habla de patronatos, ni de instituciones culturales; estamos hablando de municipios que no invierten en la renovación – restauración de sus piezas arquitectónicas. No permitamos que pasen más de cien años sin obra alguna y tener que finalmente recoger los escombros de un otrora palacio, santuario o casona célebre.

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