El diseñador de nuestros tiempos goza de una amplia personalidad y aprovecha diversos campos para transmitirnos sus propuestas. En el Perú, la mayoría de diseñadores tiene bien en claro que es preciso viajar e interactuar con varias propuestas a nivel internacional (Caso de los Workshops en Argentina); sin descuidar el toque personal o estilo que se ha venido forjando a través de la formación.
En diversas redes sociales vemos con mucha simpatía la participación de muchos diseñadores en el proceso constructivo de sus naciones, ya sea aportando ideas para iniciativas sociales (Creación de Talleres, eventos inclusivos) o bien deleitándonos con sus muchas otras facetas en el campo artístico; por ejemplo en la moda o en la música. Esto trae consigo una fuerte proyección de inspiración y realce para con sus obras.
Otro elemento importante es la apreciación que tenemos de mucho de ellos sobre el mundo y sus acontecimientos. La sensibilidad con que evocan un incidente natural o un evento político muchas veces son contrastado con ideas o imágenes muy refrescadas de talento; generando un efecto multiplicador en el caso de sus seguidores (Si queremos evocar al Twitter) o para sus amistades (Facebook).
El diseñador evoluciona conforme cambia el mundo. El diseñador se enriquece de cada elemento cultural y rescata muchos temas de interés para luego difundirlos a su estilo. Es así que nuevas figuras y nuevas imposiciones artísticas se vienen incorporando a nuestra vida cotidiana; creando una vitrina dinámica e inmortalizando de a pocos su nombre en nuestros corazones sedientos de arte.
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