lunes, 20 de junio de 2011

Una Búsqueda de Todos los Días

Nuestro país como muchos otros continúa apreciando sus longevas herencias escultóricas. Incluso para los temas de noticia, los constantes hurtos y plagios de piezas valor; nos sorprenden en algún titular o flash informativo. Muchas veces esto ocurre en centros poblados alejados, en sus iglesias o en sus museos. Pero que motiva a que esta paradoja se siga dando: El de apreciar lo oculto y desvalorizar al movimiento actual.

Parte de esa falta de identidad, se debe a que en nuestro país nunca hubo una Academia de Escultores, tal como ocurrió en otros países colonizados. En épocas remotas eso hubiera significado propiciar el paganismo o el hedonismo de posibles exponentes en ese campo. Un poco considerando los fines de la colonización; justamente una época de donde afloraban grandes artistas.

Pero con la emancipación y la vida republicana sólo unos cuantos exponentes nacionales pudieron lograr reconocimiento como el Lambayecano Miguel Baca Rossi que contó con una formación profesional (Anatomía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos) y artística en La Escuela de Bellas Artes; autor que merece artículos enteros. Otro caso a rescatar fue el de Artemio Ocaña, que dejó un gran legado a sus discípulos, a este maestro ancashino se le debe la obra más reconocida a nivel mundial La Patria.

Revivir nuestro pasado artístico en materia de escultura puede ser apasionante como también exhausto. En esta búsqueda de todos los días, de contrastes con paisajes humanos y obras que permanecen silenciosas, hay algo de cierto, que tanto el conocimiento como la promoción pueden otorgar a nuestras vistas las mejores obras escultóricas; con sus respectivos exponentes.

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