lunes, 20 de junio de 2011

Comer y Explorar Rico

En nuestro país estamos acostumbrados a tratar las cosas independientemente. Hablamos de nuestra comida en la gastronomía, hablamos de nuestra marinera en alusión a los bailes típicos, hablamos de quena y zampoña en referencia a nuestros instrumentos naturales, del camu camu y sus bondades; medicina natural. Pero está claro que quisiéramos referirnos al Folklore nacional.

Este elemento artístico oculta sus orígenes en la noche de los tiempos. En la actualidad es muy poco pronunciable esa palabra. Podríamos remitirnos a la intención turística, como el hecho de comer y viajar; pero en ello también recae el folklore. Porque es precisamente un pueblo y una cultura fortalecida y productiva lo que puede aportar a esta expresión artística; pero es humana en su totalidad.

No podemos dejar de lado ese centro del que se desprenden o circulan alrededor diversas manifestaciones que guardan su particularidad conforme provengan de un destino o una nación. La idea del Folklore proveniente de la gastronomía y el turismo ahondan muchas veces en el marco comercial o productivo de las naciones y no muchas veces del contraste social de sus verdaderos forjadores.

El término folklore debe posicionarse en cada uno de nosotros no como una imposición geográfica o cultural, sino como un esfuerzo constante de muchos por preservar y difundir las riquezas artísticas forjadas por siglos y de las que muchas personas encontraron un motivo para subsistir o para enseñarnos. Enseñarnos a construir un caserío, un pueblo, una ciudad; una nación para todos.

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