martes, 26 de octubre de 2010

Publicidad

La publicidad ha tenido uno de los más sencillos comienzos. Nadie ignora que a comienzos del siglo XX, sólo era referida a los grandes afiches y murales que contenían las características de algunos productos. Nadie imaginaría que más tarde la tecnología, la creación y el poder de ese oficio la convertirían en la expresión artística más indispensable de todos los tiempos.

La tecnología porque desde la aparición de los ordenadores y los software de diseño, la creatividad bien pudo hallar un respaldo duradero en estas invenciones. Si bien en los comienzos la revelación estática producía el mismo efecto que en sus orígenes, no fue sino con la televisión y los spots publicitarios, en donde la intervención de personas y productos lo hacían muy característico.

Si quisiéramos referirnos a la creación, ello puede ser entendido al proceso de idear un concepto, hacer productiva una idea a partir de un chispazo artístico, una revelación. En Latinoamérica, argentina ostenta el título de país creativo. La transición del artista a publicista puede y tiene en gran parte un fuerte respaldo por el grupo humano y los objetivos comerciales de la institución a la que pertenece sus obras.

Es precisamente ello, lo que revierte ese poder oculto de la publicidad, esa expresión que puede llegar a millones a la vez, esa expresión que concientiza, motiva a la compra y que nos lleva a pensar una y otra vez un sinfín de cómo y qué. Es la publicidad a quien por obvias razones, daremos paso a ella.

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