La apreciación del desarrollo de la Arquitectura y el Medio Ambiente, en nuestro país, aún no pasa de un slogan o rótulo comercial que algunas consultoras consideran o sienten la obligación de adoptarlas a rajatabla. Sin embargo, hay escuelas cercanas en Latinoamérica, donde se viene revalorando a esta dupla de especialización y/o aplicación profesional del arquitecto.
En la edición de agosto del 2006 de la Revista Ambiente Digital (Argentina) Rubén Pesci, sostiene que una de las mayores preocupaciones de la profesión del arquitecto, es la conservación del medio ambiente dentro de la misma concepción del proyecto arquitectónico, cita así que el arquitecto “usa la estética para resolver problemas funcionales que muchas veces vienen decididos por el cliente, por el capital, por el inversor, y generalmente no contemplan las consecuencias socio ambientales”.
La propuesta del autor es clara, y consiste básicamente en integrar ambas nociones (técnica y socio ambiental) en la concepción de proyectos arquitectónicos, dotando al arquitecto de un sentido holístico a su ejercer cotidiano. Una de las figuras que el autor evoca es justamente el trabajo de los arquitectos antiguos, los cuales armonizaban.
En una razón adicional al argumento del autor, conviene también precisar que la base formativa (en atención a esta iniciativa) debería incluir algunos tópicos sobre cuidado de emisiones, utilización de recurso hidrobiológicos, etc. que están tan en boga en el conocimiento de las naciones y sus tratados. Es así que estaríamos tratando de dotar al arte de la arquitectura, de una armazón confiable a la sociedad del futuro.
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