domingo, 12 de septiembre de 2010

Cuando la Reconstrucción no lo es Todo: A Propósito del Nuevo Teatro Municipal



El teatro nacional no es sólo una obra arquitectónica. El teatro nacional son los espectadores (gran razón de ser), los técnicos, los actores y sus creativos. Cualquier desbalance en uno de estos “personajes” ocasionaría una severa crisis en la calidad y en la consciencia del arte.

¿Qué significa la calidad para el teatro? Significa que la historia sea creíble, significa que la historia se vea y sienta tan real, ya sea en un restregar de nuestros ojos, una carcajada y finalmente un aplauso. Significa que el espectador salga contento y que el valor de su entrada sea muchísimo inferior a la de su espectáculo.

¿Y la consciencia del arte? Hay muchas respuestas para ello. La puede tener un niño si de pronto a media función se quiere ir a casa para ver sus dibujos animados. La puede tener un vendedor de dulces si de pronto está inquieto por saber si el personaje tal ha vuelto a saltar como loco, motivando a los clientes a probar un chupetín colorado para atenuar las carcajadas. La puede tener el creativo si de pronto ve conveniente adaptar la obra para una versión para niños.

El Perú y el mundo necesitan del teatro, un teatro de calidad, un teatro que inspire consciencia positiva para el arte. El Perú y el mundo no necesitan de obras arquitectónicas fastuosas ni versiones televisadas, si no han de contribuir a que el espectador, el técnico, el actor y el creativo, no haya terminado exhausto de placer y esfuerzo pero con una sonrisa bien marcada en los labios.

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