Presenciar Dubai en una vista aérea ( Incluso desde el ImageSearch de Google) es toda una experiencia. Pensar en un momento de estar al pie de fascinantes colosos, es un sinnúmero de posibilidades para la imaginación desde aquel lugar tan futurista de los Emiratos Árabes. Pero pensemos por un momento sobre el que implicaría, el hacer de Lima una ciudad así.
Punto uno, sería un sueño. Un sueño que demandaría esfuerzos y colaboración de toda la cúpula de profesionales en diseño, construcción y arquitectura. Un círculo de calidad constante, con miras a desarrollar proyectos para el turismo en la capital. ¿Tenemos ese círculo? ¿Merecemos que sea en la Capital?
Punto dos, falta un impulsor. Obras de ese tipo implica la capacidad gerencial de inversión y búsqueda del conocimiento constantemente, de sus artistas. Este compromiso real por desarrollar creaciones, a fin de destacar la imagen y para beneficio en todos los aspectos (estéticos, culturales y fiscales); no existe en el común de nuestros arquitectos.
Punto final, la visión: Si uno es capaz de soñarlo, debe ser capaz de hacerlo. Pensar en una obra casi imposible y lanzarse a ejecutarla; puede traer consigo una obra sensacional pero hecho. Una obra capaz de desplazarse, una obra capaz de ganar terreno al mar, una obra que pueda reflejar o representar el mundo; se han de realizar. Por todo ello habría que sentar definitivamente estas bases si quisiéramos algo alucinante en Lima; en estos tiempos.
Punto uno, sería un sueño. Un sueño que demandaría esfuerzos y colaboración de toda la cúpula de profesionales en diseño, construcción y arquitectura. Un círculo de calidad constante, con miras a desarrollar proyectos para el turismo en la capital. ¿Tenemos ese círculo? ¿Merecemos que sea en la Capital?
Punto dos, falta un impulsor. Obras de ese tipo implica la capacidad gerencial de inversión y búsqueda del conocimiento constantemente, de sus artistas. Este compromiso real por desarrollar creaciones, a fin de destacar la imagen y para beneficio en todos los aspectos (estéticos, culturales y fiscales); no existe en el común de nuestros arquitectos.
Punto final, la visión: Si uno es capaz de soñarlo, debe ser capaz de hacerlo. Pensar en una obra casi imposible y lanzarse a ejecutarla; puede traer consigo una obra sensacional pero hecho. Una obra capaz de desplazarse, una obra capaz de ganar terreno al mar, una obra que pueda reflejar o representar el mundo; se han de realizar. Por todo ello habría que sentar definitivamente estas bases si quisiéramos algo alucinante en Lima; en estos tiempos.
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